Hace algún tiempo un señorito de estos que podría catalogar de políticos frustrados me pillo por banda diciéndome; cuando uno escribe en un medio público, se refería a una opinión realizada en el Capgros en la que sospechaba era mía aunque pusiese anónimo, tiene que poner su nombre, si no el mensaje aunque sea cierto es puesto en cuarentena por la mayoría de la gente seria.
Ciertamente tenía toda la razón, otra cosa era que la opinión fuera mía, por lo que me sorprende ver en su juguetito cibernético escritos firmados en nombre de casi todos menos el suyo. A no ser que hubiese cambiado de opinión y ahora eso de tirar la piedra escondiendo su gran mano sea lo correcto en esta época de retiro que ahora disfruta, creo que eso es lo que hizo en toda su vida escribir, escribir y escribir no firmando nunca. Esto último creo es lo que más le gusta, escribir tirando dardos envenenados a dianas bien definidas sin que los que leen sepan quién es el que realmente escribe. Estar escribiendo “toda una vida” tiene inconvenientes, es fácil saber si el es el autor de tal o cual escrito.
Para que esta operación tenga los dos factores obligatorios en una suma tiene que estar al lado del signo, el más en este caso, otro número. Así podrá tener un resultado al lado del igual. Uno que escribe, más otro pájaro que siempre esta revoloteando buscando su enésimo segundo de gloria da el resultado esperado en esta época en la que hay que cambiar de diana de vez en cuando para seguir justificando, "su lucha". La diana parece esta situada en una pared especial porque una veces se saca para echarse unos dardos y otra se gira para hacerle la pelota al mismo que esta con foto en la diana
El que figura como autor no solo le gusta tener su “negro literario”, es conocido por atribuirse todos los trabajos mediáticos de los últimos años incluyendo uno en el que no cobro pero si costo un buen dinerito que algunos si sabemos de dónde salió, lo importante es que se hable de uno, no del porque.
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